los poemas
Casas de la Chanca... pintura de Miguel Cantón Checa
LOS POEMAS
Escribir poemas es uno de mis hobbies y Almería es una ciudad para ser cantada.
Al hacerlo no busco perfección, simplemente dejar plasmado lo que en mi corazón despierta esta joya mediterránea.
ALMERÍA
Arribé a Almería el 4 de noviembre de 2000
Se extiende coqueta, blanca y recatada,
como damisela inquieta
cuyo pié besa solícito el azul Mediterráneo,
mientras desde lo alto, cual abuela celosa,
la Alcazaba vigilante trae ilusiones de reinos nazaríes.
¿Habrá sido en harenes orlados de sedas preciosas
en donde su cielo libara esa diáfana gama de azules?
¿Quizás las chirimías de Hairan, calmaron al dios Thor
rezumando la suavidad de su clima?.
¿Serían los sobrios “tarantos”
los que desde el fondo de la mina afloraran para ella
esa argentífera luz cegadora de su aura?.
No importa quién te hizo, quién te creyó;
no importa cuántos poetas te cantaron;
escaparás siempre al tiempo y al elogio
emergiendo majestuosa de la alquitara de tu esencia.
Almería, graciosa gema andaluza,
Espejo del Mar, Portus Magnus
que en los recónditos escondrijos de tus montañas,
guardas el preciado tesoro de tu orgullo
y de tus gentes.
Graciela Vera
VIRGEN DEL MAR
Las olas acunaron tu sueño
de horizontes y profundidades,
reina andaluza de moreno rostro,
Del Mar y desde el mar llegaste,
inmigrante en tierra de emigrantes,
Madre de Dios,
desde la Alcazaba a las salinas del Cabo
tus hijos elevan sus plegarias,
tarantos y peteneras,
lluvia de flores a tus pies,
Virgen de espumas y corales
acoge bajo tu manto
a quienes vienen a tu Almería,
tú que conoces de viajes,
de arraigos y de esperanzas.
Graciela Vera
ESE GITANO
Dedicado a la maestría de Tomatito, que lleva
en su guitarra la esencia de Almería
Los dedos arrancan
gemidos,
tímidos estertores,
gritos roncos,
caricias suaves
que escapan impacientes
desde las cuerdas de tu guitarra,
llenando el espacio de duendes
que elevan corcheas y semifusas,
desde la Chanca a la Alcazaba;
notas que tiemblan,
sufren,
viven,
despeñándose hacia Pescadería,
en un aluvión de cuevas y colores.
Música escrita
en un pentagrama de gredas petrificadas;
el Mare Nostrum se hizo garza
para brindar por tu sed de triunfos.
Naciste con alondras en las manos,
recibiste la bendición
de las uvas morenas,
que con su jugo tiñeron tu piel
y despertaron a los vientos
que desde el vientre te llamaron:
¡Gitano!
Graciela Vera
LA CASA DE MEDINACELI
La casa está sola,
vacía de penas y amores,
perdidos sus recuerdos
murió de silencios.
La casa está vacía,
allí donde queríamos escondernos
en veladas de brindis y risas,
se extiende el polvo y el musgo.
A cal y canto cerraron sus ventanas,
abigarradas sombras escapan de sus muros.
En el patio muere un jazmín,
nadie ha llorado sobre sus raíces.
Docto arquitecto el que legó su abolengo,
desde hace mucho el raso no cubre cristales,
sobre el mármol, una copa que no está,
aguarda a los amantes del rellano.
La casa está triste,
no hay ropa tendida que el viento alise,
el galán de noche ya no regala su perfume,
huyó a otros brazos en pos de una estrella.
Un geranio porfía por perdurar su color,
no hay perfidia en la tierra seca,
solo el recelo de lo arcano
desgarrando el encanto del sol.
La alcoba donde en nuestra cama,
ávidos de nosotros exaltamos nuestro amor,
se desdibuja en sombras truncas,
allí no nos hemos amado.
La puerta cerrada rectifica ilusiones,
sentados frente al hogar
juntas las sienes se tornarán blancas,
¡vana idea! implacable cae la mampostería.
La casa nos susurró su dolor,
la Feria la vistió de luces,
efímero oropel para su infortunio,
sin sueños, sin luz, sin estrellas.
Graciela Vera
DEL MARE NOSTRUM
Hay desenfado en el beso
legado por cada ola arribada a la orilla,
sensaciones salobres
de costumbres milenarias;
el mar y la tierra se desposan
en delirante entelequia,
premisas de noviazgos absurdos,
de incoherentes maridajes,
de insondables abismos
donde no planean las águilas
ni se hacen eternas las nieves.
El Mare Nostrum seduce,
se mete en las venas,
fluye en ríos púrpura
y hace ribera en el cuerpo
de impúberes enamorados,
atizando sus cuerpos
vírgenes de memorias,
con el golpe sádico de la resaca.
Los dioses de las profundidades
levantan en sus iras
riscos de espumas;
se hamacan las poseidoneas
acunando un parto de corales
y ocultas a la sombra verde
de los acantilados,
lloran las sirenas
porque el trueno calla sus cantos
y escapa el marino
de los brazos líquidos,
de un mar que embrujó la historia
de invasores y conquistados.
Graciela Vera
HURÍ MEDITERRÁNEA
Suspiran los cantaores
por peteneras y tarantos
rezumados de la piedra,
desperezan entre lamentos
tu sueño de reina nazarí,
mientras se pierde en la oscuridad
profunda de la mina,
el último gemido de El Zagal.
El Mare Nostrum con azul falda
cubre tus pálidos muslos,
ofrenda tu virginidad
al carmín de mil rosas;
tu alma es un quejío,
llanto de chirimías,
rescatando ritmos ancestrales
entre palmas y guitarras.
Grácil doncella,
de harenes favorita,
hermosa entre las que más,
por ti lloró el Califa,
por ti suspira el andaluz corazón.
El aire se impregna de perfumes,
cada reja guarece un malvón,
un mundo de ventanas cuadradas,
ojos de casas chatas,
se enroscan por calles disparejas
como desprendiéndose insolentes
desde la Alcazaba soberbia.
Sedienta la tierra reclama,
lágrimas de quince siglos
dan vida a explícitos vergeles.
Las murallas aprietan tu cintura
preñada de vida nueva,
Hairán aún deambula por las serranías,
cabalga la luna en corceles de leyenda.
Pariendo en presentes el mañana
arrancas en desigual lucha el oro,
lujuria verde de tus invernaderos.
Almería, la hurí perdida,
mantilla y peineta,
clavel enredao en el pelo,
la Virgen del Mar te esconde,
tesoro elegido,
so los pliegues de su manto,
sin que dejen de cantar los fandangos,
a la bella princesa mediterránea.
Graciela Vera
SUEÑOS DE
SIERRA ALHAMILLA
Recortada en el manto de la noche
tu voluptuosa silueta despierta el instinto;
sacias sin pudor al sediento
celebrando un aquelarre por la vida.
Las sombras te cubren de sosiego,
terciopelo donde se arropan los amantes
buscando el silencio del palmeral.
El murmullo del agua arrastra recuerdos,
la algazara de los conquistadores
posando el pie sobre tu seno.
La calma deja oír los sonidos del viento
escudriñando entre las piedras dormidas,
los sueños milenarios de una tierra sometida.
Atrapa el de las tubas romanas,
se aquieta con el de las chirimías árabes,
y suena exuberante en la guitarra flamenca.
Desde lo alto la luz de la aurora
comienza a despertar tu valle
y en un espejismo de apetencias,
desnuda de presentes, vestida de ayeres,
pretendes zambullirte en una fuente de luz,
escatimado la realidad, coqueteando con la utopía,
sueños que te amarran a la cordillera
y que de ella te distinguen, diferente a todas.
Graciela Vera
AFRICANA Y ESPAÑOLA
Africana en tu hispana tierra,
del desierto copias
topografías teñidas de bermejo,
polvo en alas del viento
acortando distancias, atrayendo
mas acá del Mediterráneo.
Las ráfagas arrogantes
ayudan el arribo de las pateras
jugando a cara y cruz,
arenas o rocas, vida o muerte.
Sueños que te buscan anhelantes,
como a hermosa, prometida hurí.
Te muestras exuberante,
ofreciendo todo por nada,
o quizás nada por la vida.
En tu tierra sueña el viajero
que ya no es emigrante
en tu gentil regazo.
Almería, costas de sangre,
solícita al desamparado,
acoges dolor entre quejíos de tarantos,
quizás aún no descubres
el futuro, crisol de razas
que cantarán a tu Alcazaba.
Graciela Vera
SOÑANDO EN TERREROS
Disquisiciones sobre un cuadro de mi ‘marío’
Porque tu sueño de hombre
sea mi sueño de amante.
Las cuevas ascienden por la ladera,
Vista Bella se empapa de pinceladas
y en la luz de una mañana sin recuerdos
el lienzo guarda mil recuerdos sin mañanas.
Hogares escavados en el cerro,
a la cala arriba en olas
un tesoro de sal y yodo mediterráneo,
mientras Terreros se despereza
envuelta en brisas y en algas.
Busco tu sombra caminando el alba,
niego amores que no me pertenecen
y creo pasados, solo para nosotros.
¿Seremos acaso esas dos rocas
que junto al mar desafían la tempestad?
¿Qué lugar me destinó
el pincel que tu mano guió?
tus sueños de veranos
se enraizaron en mis inviernos;
no lo sabíamos pero un día
mañana… quizás ayer…
en Terreros besaré tus labios.
Graciela Vera
NOVIA DEL MEDITERRÁNEO
Asomas a la noche vestida
de esmeralda y rubíes
mientras cien vírgenes, entre tarantos
y chirimías, bordan tu traje nupcial.
El Mare Nostrum desfallece a tus pies
prometiéndote el cielo
en su inmensidad azul.
Platino y oro que deslumbra los ojos,
¡ay!!! quién te pudiera esconder
en cofre de marfil,
para guardar tu belleza
por siempre reflejada
en el destello de mil turquesas,
susurros de aguas cantarinas.
Eres hermosa entre las hermosas,
graciosa novia del Mediterráneo,
hay filamentos de luces
enmarcando las sombras,
cuál si jugaran a las escondidas
entre mil palmeras.
Almería yo te canto porque te amo,
déjame quererte así,
salerosa y guapa.
Graciela Vera
ALMERÍA DESPUÉS DE LA LLUVIA
El azul empuja la cortina gris
despertando un sol que dormía su siesta;
cesó la tormenta,
la lluvia amainó
y las últimas gotas rezagadas,
resbalan por un tobogán de hojas.
La tierra, sedienta aún,
atesora en su seno
la dádiva, por escasa anhelada,
envío de dioses complacientes,
que ya se desvanece cabalgando,
alígera sobre un arco de colores.
Imprevisto el aire explosionó
y más allá del Cabo,
un relámpago solitario
alumbró un mar crispado,
que se hace dueño de la inmensidad
entre costa y firmamento.
Remoza la vida que impotente
desde su vientre de piedra y arena
codicia las nubes que se alejan;
clama el desierto, cantan las fuentes,
se limpian las calles, brillan los plásticos;
Almería sacude su melena aún mojada,
ríe en silencio los charcos efímeros,
mañana tornará el sol
y el desierto volverá a ocupar su lugar.
graciela vera
ALBANCHEZ
Aroma de jazmines
envuelven la noche,
emerge de tus blancos muros
saturando los sentidos,
transformando en magia las sombras
y en remembranzas las palabras.
Pequeño, Albanchez se agiganta
y guiña un ojo al Maimón soberano,
que desde su cumbre al valle
guarda celoso de la historia
leyendas de un pueblo filabreño,
empeñado en vivir su pasado
abrazado al mañana de sus gentes.
Albanchez, casas blancas
pintadas por gnomos,
con la cal traída en un hilo de luz,
desde canteras irreales;
utopía del presente
deshilachada en fantasías moriscas,
presea obsequiada al cristiano,
en la sangre de los conquistados.
Te hace guiños en el recuerdo
el Castellón con sus tesoros,
hipotéticos cofres de oro
que las huríes traviesas,
hace mucho trocaron
por la belleza que te rodea,
dádiva con que se cobraron
los escudos invisibles
que protegen tus calles inclinadas,
tus piedras milenarias,
a tus gentes que se perpetúan
sin parangón en las serranías.
Albanchez, eres asombrosa realidad,
pueblo pintado por la luna,
habitado por el sol,
que te despeñas en callejas
que se sostienen en increíbles pendientes,
y ríen entre las sombras
que se empeña en dibujar,
el perfume fresco de tus viejas casas.
Graciela Vera
a 16 agosto del 2008
Festividad de San Roque
Patrón de Albanchez
*
TORERO
Las zapatillas de baile trazan los pasos de una coreografía de incierto final.
Traje de luces, capote y montera, se viste el alma de magia y el cuerpo de arco iris.
Anagrama de fiesta brava, cuando el bruto embiste los pitones se enamoran de la muerte.
El aplauso se hace pasodoble y el brindis entrega.
Mantillas y peinetas, rojos, al pelo los claveles, en la arena el ocre, color de la sangre.
El desplante arranca la ovación, en las gradas vuelan mil palomas y en el ruedo la vida deja de tener dueño.
Torero, estás solo con tu destino.
Graciela Vera
* 'Natural', pintura de Juan Fco. Plaza
MIS DOS MARES
Dos mares robaron mis sueños,
uno de tan dulce se hizo río,
el otro se recrea en dioses
que desde el Olimpo surcan su azul
Mis mares saben de leyendas,
se ocultan entre algas
y besan arenas de oro.
Mi mar de Plata, se viste
con el color de sus riberas,
y el Mare Nostrum, réplica del cielo,
se abre en playas que son naciones.
Dos mares robaron mis sueños,
a uno regalé los de niña
y sin vivirlos le entregué los de adolescente,
al otro le ofrezco los de mujer
y me zambullo en sus olas,
temerosa de perderlos
si los dejo, sujetos a la pleamar.
Graciela Vera
*
MI MALETA
Allá lejos preparé mi maleta,
cuando supe que ya no volvería.
La llené de ilusiones
y en el fondo guardé mi patria;
el color de su cielo
en un retazo de tela
y el corazón de su gente
en los ojos de mis amigos.
Encerré olas salobres
y jilgueros de plumas suaves,
sabores a torta frita
y olores a choripán
y a un loro parlanchín
le enseñé a decir: ‘ché, vó, ¿tá?’
y a tararear el pericón.
Oteé el horizonte,
línea verde de coronillas y sarandíes,
para atrapar en un murmullo
el canto de los ríos
y la soledad de las sierras
y en un alarde de sapiencia
escribí en párrafos de viento
el relato de mil recuerdos,
tan efímero fue el registro
como lejos hoy están.
De aquella maleta saqué un cofre,
venía repleto de todo
pero llegó vacío de nada
y hoy desborda de reminiscencias
que pugnan por renacer.
La maleta está cerrada,
los recuerdos escondidos
en los rincones de una nueva casa
en pugna con los que serán mañana,
recuerdos de una casa vieja.
¿Qué pondré en mi maleta
cuando vuelva a partir?
¿Cómo fundiré dos patrias,
dos historias, más amigos,
para que quepan en mi maleta?
Graciela Vera
* 'Maletas' de J. Enrique González
*
VIVO EN UNA BABEL
Vivo en una Babel
entre sueños y frustraciones,
donde la puerta se abre
y el rostro que me cruzo
escapa del tiempo.
Él llegó ayer, hoy,
un día que ya no recuerda,
balbuceando en otro idioma,
con sed de oportunidades,
harto de miedos y fracasos.
Vivo en una Babel
con puertas de nombres desconocidos,
donde al lado vive un extraño
y el timbre no llama a nadie.
¡Son tan diferentes
en su universal igualdad!
Ojos tan claros
como el mismo cielo,
tan oscuros
como la noche que ya no temen,
tan grises
como el día
en que les negaron la oportunidad.
Vivo en una Babel
de nombres que no riman,
de acentos que no entonan,
de risas que no se atreven.
Subo en el ascensor
y solo veo su cabeza gacha,
su hambre de ser alguien,
su miedo a ser visto.
Si pregunto no me entiende,
si me entiende no me lo dirá,
y cuando me lo diga, ya no importará.
Vivo en una Babel estática,
enroscada en su movilidad;
desde sus balcones
veo otra Babel, plena de vida,
inmovilizada en el tiempo
Graciela Vera
* 'La tour de Babel' de Pieter Bruegel
INVERNADEROS DE ALMERÍA
Prodigio de la Almería nueva,
milagro extraído, kilo a kilo
del seno yermo de tu desierto.
Sílice y sol, lamentos de agua,
eclosión de vida.
Abierta en ríos de savia,
sangre verde que fluye silenciosa,
la simiente orada el basalto
extendiendo su flujo,
ladera arriba hacia las cumbres.
Hombres coraje
plantaron cara al desierto.
Los peñascos se hacen parcelas
y en cada surco hay un ruego callado,
escondido en una babel
que crece sin tiempos.
Cajas de estaño
repletas de oro vegetal,
extraña geometría de plásticos,
ofrenda de un Dios a su creación.
Sorprendente alquimia.
Graciela Vera
SUEÑO ALBAHARÍ
Sueño de ayer,
de la Albaharí mora,
cuando Adberramán buscara
su favorita en escondidos harenes.
Hermosas esclavas
suplican por su amor,
de eternas noches
a días de hoy presentes.
La Alcazaba resplandece
envuelta en pasados oropeles,
mientras la luna de febrero
cobija cien odaliscas,
danzando por placer
sobre las Murallas del reino de Hairan.
El ojo avizor descubre frágiles huellas
que dejan los desnudos pies,
temblorosos en su paso etéreo.
Ante resplandores de auroras,
callan las chirimías, clama el almuédano,
escapan los cuerpos envueltos
en liviandad de tules,
seres que en supremo esfuerzo
huyen hacia el destino
del conquistador expulsado.
Llora la fortaleza vacía,
se difuminan los gruesos tapices,
sobre los muros desnudos
se desgranan preciosas joyas
y los amores se esconden del sol
escapando hacia pasados bayyanies.
Alma de la España morisca,
de Isabel y Fernando el Pendón,
Almería reclama para si,
orgulloso presente cristiano.
Graciela Vera
LOS RECUERDOS
DE BENDICHO
Ya no habrá más atardeceres de cara al mar
ni más noches de estrellas sobre la ribera;
nuestras torcaces, enamoradas de la primavera
retornarán cuando los jacarandaes
vistan sus ramas con racimos azules.
No serán míos los destellos irisados
de un mar resplandeciente de luces,
ni los siglos corroyendo las piedras de la Catedral;
los gorjeos tempranos
ni las piruetas aladas saludando el día.
En los ojos llevo reflejada la nostalgia
de un horizonte sin vallas
y calles que se esfuman
desapareciendo bajo el andar,
en un callejón, una reja y un malvón.
Noches de Bendicho,
días de plazoleta y barrio
resumidos en las palmas
de una bulería apenas hilvanada
con la complicidad de una poetisa solitaria.
Ya no habrá más atardeceres de cara al mar
ni más noches de estrellas sobre la ribera;
sólo el recuerdo de la araucaria solitaria
elevándose hacia el cielo
en una silenciosa plegaria.
Graciela Vera
*
ANDALUZA Y NAZARÍ
Tierra de cantes que se arrebuja
sedienta, entre mar y montaña,
la Urci de hoy
toda vestida de sepia y ocre,
esafiando los alisios.
Adolescente aún,
precursora de venturoso mañana
quiebra tu cintura
la franja verde de la Rambla
donde la sal y el yodo llega
desde el Sur en alas del viento.
Baña tus pies firmes
el Mare Nostrum generoso de frutos y belleza,
regalo a las barcas y a los ojos,
reflejando mil estrellas
que juegan a las escondidas
entre La Alcazaba y la Puerta Puchena.
Eres la Almiriya que creciera,
bebiendo del árabe en su exuberante civilización.
Ayeres de harenes, mañanas de esperanza,
ocultas tu riqueza en vergeles de nailon,
oasis de promesas, hoy te descubres al mundo
nueva, medrosa y sugerente.
Almería, Bayyanna del sueño de los nobles,
último bastión del reino Albaharí,
que desde el mar, prendado de tu belleza
llorara tu pérdida,
mientras el Real Pendón de Isabel y Fernando
ya por siempre, para España te recuperara.
Hija predilecta de los dioses,
el de los cristianos, te regaló
tallada imagen de la madre de Cristo,
Virgen del Mar,
de tu mar, Almería,
el que te ofrece ese increíble azul
que te hace única, deseada,
diferente en suelo español,
tan nazarí.
tan andaluza.
Graciela Vera
* Almería desde la Alcazaba' de Canteras Alonso
ASTRONOMÍA SENCILLA
A Agustín Melero, a quién no conocí y sin embargo
me enseñó a contemplar y a amar el cielo.
Con la tenacidad del observador
que con sus gemelos de teatro
pretende integrarse al libreto,
buscabas en la majestuosidad del tiempo
la grandeza del cosmos.
Como muestra de eterna poesía
que arrastra implacable
las profundas excitaciones
de dos cuerpos que chocan,
explosionan, se desintegran
en el abandono prematuro,
abriéndose a la ilusión
en una emisión de llamaradas,
captabas con fruición
la belleza del momento,
alimento de tu fantasía
obediente al rigor de la ciencia,
Tus amenas enseñanzas despiertan
la soledad de mis aficiones.
Contemplo un paisaje a la luz del sol,
el mundo se hace bello
por tus sapientes ojos ya ausentes,
asombrados ante las mas hermosas
de las constelaciones.
Son remolinos electrizados,
profundas excitaciones
ante los enjambres de pequeños cuerpos
que giran, saltan y ríen,
emergen de la nada,
domeñando la entropía que los generara,
ofreciendo las respuestas
a inquietantes y desorientadas preguntas.
Belleza de un firmamento estrellado
al que requiebras asombrado:
"¡Afortunados quienes al mirar al cielo
descubren a Dios!"
Graciela Vera
DEL MARE NOSTRUM
Hay desenfado en el beso
legado por cada ola arribada a la orilla,
sensaciones salobres
de costumbres milenarias;
el mar y la tierra se desposan
en delirante entelequia,
premisas de noviazgos absurdos,
de incoherentes maridajes,
de insondables abismos
donde no planean las águilas
ni se hacen eternas las nieves.
El Mare Nostrum seduce,
se mete en las venas,
fluye en ríos púrpura
y hace ribera en el cuerpo
de impúberes enamorados,
atizando sus cuerpos
vírgenes de memorias,
con el golpe sádico de la resaca.
Los dioses de las profundidades
levantan en sus iras
riscos de espumas;
se hamacan las poseidoneas
acunando un parto de corales
y ocultas a la sombra verde
de los acantilados,
lloran las sirenas
porque el trueno calla sus cantos
y escapa el marino
de los brazos líquidos
de un mar que embrujó la historia
de invasores y conquistados.
Graciela Vera
CIELO DEL URUGUAY
Sin ostentosas dádivas,
atando cintas a mi guitarra,
llegué, desnuda,
los ojos abiertos a la ilusión
y en los brazos apretujado,
un pedazo de mi cielo
al que aferro el presente.
Tan azul como tu mar,
tan límpido como tu mirada,
así es mi cielo,
el que no quise dejar,
el que mira mi gente
con la frente levantada,
sin ocultar los ojos.
Esa gente,
la que arropada en desazones,
le canta a la vida,
entregándote una chamarrita
apenas amarrada
a los tarantos de tu Almería.
Soy portadora de la noche
que brilla más allá de Orión.
Besa el río de los Pájaros Pintados
al Mare Nostrum de los sueños;
dulce mistura,
el espinillar regala olivas
y el olivar se viste de oro,
milagro de un pedacito de cielo
que moja sus pies en tus aguas.
Graciela Vera